domingo, 9 de enero de 2011

RECUPERANDO LA INOCENCIA

“Pinto era un pino de Oregón que, desde pequeño, soñaba con ser grande. Su especie llegaba a alcanzar los sesenta metros. Le habían dicho que la vista desde las grandes alturas era maravillosa. Sus amigos le mostraban distintas bellezas naturales, pequeñas plantas, flores, insectos, grandes animales y hasta personas, pero no les prestaba atención; iba creciendo y siempre sucedía lo mismo, lo único que le interesaba era lograr una gran altura. Al llegar a la estatura deseada, confirmó que el panorama desde tan alto era espectacular. En las conversaciones con sus amigos, escuchaba cosas muy extrañas para él, hablaban de chicos jugando a la pelota, de perros que corrían, de abejas que se posaban sobre las flores, y cantidades de comentarios sobre seres que no llegaba a distinguir desde allá arriba. Pero ya no pudo bajar para conocerlos, se los había perdido mientras esperaba llegar bien alto”.

Esto es sólo un cuento, pero es muy triste ver como infinidad de niños pierden su infancia y su inocencia, tras la mirada muchas veces indiferente de la sociedad que les rodea. Niños que por circunstancias ajenas a su voluntad se convierten en protagonistas del sufrimiento en su infancia y, en algunos casos, debido a esto creadores del mismo en su adolescencia y madurez.

Familias desestructuradas que generan un clima de violencia familiar, familias en riesgo de exclusión social que provocan el rechazo del resto de la sociedad o niños abandonados son algunas de las causas por las que los pequeños se convierten en personas violentas, niños con déficit de atención, con actitudes rebeldes, desobedientes… La sociedad define a estos niños como delincuentes; pero niños de siete, ocho o nueve años… ¿pueden ser catalogados como delincuentes? Quizá sólo necesiten algo de atención, una persona en quien depositar su confianza y que le marque unas pautas de comportamiento que pueda asimilar.

No nos damos cuenta de que los niños de hoy, son los adultos de mañana. Adultos que van a necesitar volver a recordar su infancia y los valores que en ella disfrutaron como la inocencia, felicidad y capacidad humana.

“La mejor manera de hacer buenos a los niños, es hacerlos felices”.- Oscar Wilde
“Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres”.- Pitágoras

1 comentario:

  1. hola Isabel!
    Enhorabuena por tu blog!
    Felicidades!!
    Saludos, Susana
    http://susana-lodivinoylohumano.blogspot.com/

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